Un interno del centro penitenciario Sevilla-II, ubicado en Morón de la Frontera, ha denunciado que varios carceleros le propinaron una paliza durante una hora y media, como consecuencia de la cual sufre numerosas lesiones. Según informa el Diario de Sevilla el padre del preso ha presentado una denuncia por la paliza en el juzgado de Guardia de Sevilla y una queja ante la dirección de la prisión porque no se permitió que su hijo fuera examinado por un médico después de que él tuviera conocimiento de lo ocurrido.
En los próximos días también remitirá un escrito informando de los hechos al juzgado de Vigilancia Penitenciaria y a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. La intención de la familia es solicitar que el preso sea examinado por un médico forense cuanto antes y tiene previsto solicitar, de manera cautelar, el traslado a otro centro penitenciario.
Los hechos ocurrieron sobre las cuatro y media de la tarde del viernes 9 de agosto en el centro penitenciario de Morón de la Frontera, donde el interno, de 25 años, está cumpliendo una condena de 20 meses por un delito contra la seguridad vial. Según la versión de la familia, el reo intercedió en una pelea entre reclusos y fue agredido después por varios carceleros.
Según consta en la denuncia presentada por la familia, que ha recaído en el juzgado de Instrucción número 3 de Sevilla, no es la primera vez que sufre un episodio de malos tratos en la cárcel. «Lleva sufriendo maltrato físico y psicológico por parte de los funcionarios del centro penitenciario», de los que desconoce los datos pero sí aporta el nombre de pila del «cabecilla». La familia no quiso denunciar una paliza anterior, pero ahora sí ha dado el paso de llevar el caso a los juzgados.
Tras lo ocurrido el viernes, el preso fue llevado a aislamiento y hasta el domingo no pudo ser visto por sus familiares. Fue justo después de la visita del domingo 11 de agosto cuando el padre decidió acudir al juzgado de Guardia. En la denuncia, asegura que ha visto todas las lesiones que le han causado a su hijo. «Son unos moratones desde la nuca hasta la cintura y una herida en la pierna producida con una barra de hierro extensible, así como chichones en la cabeza», asegura el denunciante, que añade que su hijo tiene un ataque de pánico.
La denuncia añade que los funcionarios estuvieron durante una hora y media golpeando a su hijo, entre las cuatro y media y las seis de la tarde, y que durante ese periodo de tiempo perdió el conocimiento en tres ocasiones.
Tras la visita, el padre intentó que su hijo fuera examinado por un médico, algo que la dirección del centro le negó. Por ello ha presentado una hoja de reclamaciones y ha solicitado al juzgado que sea examinado cuanto antes por un forense. En este caso el tiempo apremia, ya que el examen médico puede ser una prueba fundamental. La familia también ha aportado un escrito firmado por otros 22 reclusos que corroboran la versión de su compañero.