No haberse acercado nunca a las drogas, tener muy claras sus ideas, y su fortaleza física y anímica le han servido para sobrevivir en las cárceles, a pesar del FIES. Casi todos sus compañeros han muerto. Sobrevivió a un genocidio” explica la compañera del preso anarquista
Elisa di Bernardo acudió recientemente a Oviedo invitada por el grupo Higinio Carrocera a contar la situación de su compañero Gabriel Pombo da Silva. Elisa ofreció un relato muy completo tanto de la situación jurídica del preso anarquista como de su trayectoria vital y de lucha en sus más de 30 años en las prisiones del Estado. Fue una charla que no solo sirvió para tener información de Pombo sino para poner de manifiesto cómo, dentro de los muros de las prisiones, la “democracia” desaparece y se adentra uno en un mundo oscuro, sometido a torturas físicas y psíquicas, a venganzas personales de jueces y carceleros, a cárceles dentro de la cárcel (FIES). Además, Elisa nos dio perspectiva y contexto sobre cómo la desigualdad, la miseria, la injusticia y la pobreza consustancial al sistema capitalista y estatista fabrica delincuentes.
Elisa empezó la charla sacando de su mochila tres libros importantes para conocer la situación de los presos y presas y el mundo de la lucha anticarcelaria: “Extrema Indigencia, extrema violencia”, “Para que no me olvides” de Madres Unidas contra la Droga y el Informe sobre la Tortura en el Estado español que según explicó Elisa fue censurado por la policía, ya que relata la época más triste del régimen FIES (ficheros de internos de especial seguimiento).
Tras esta introducción bibliográfica Elisa di Bernardo habló de la trayectoria vital de Gabriel Pombo. “Vivían en Vigo en una chabola hasta que emigraron a Alemania para ganarse la vida. Allí descubre un mundo nuevo y también empieza a conocer la solidaridad instintiva entre los pobres. La primera pregunta que se hizo, de tipo político Gabriel fue ¿si mi padre construye casas por qué nosotros non tenemos una casa?”
Gabriel se cria prácticamente en Alemania y es objeto de su primera detención en este país, con 13 años, por una pelea. Le llevan a la cárcel de menores. Con libertad condicional se escapa y decide regresar a España. Su regreso es toda una aventura. En 1981 son los años de la droga. “Gabriel nunca cayó, pero vio morir a sus compañeros. sabía de dónde venía la droga y quién la había introducido y sobre todo para qué”·, explica Elisa. Ese fue el momento en el que decidió expropiar. Empezó con camiones de alimentos, para repartir la mercancía entre las familias pobres y, ya con 15 años, se inicia en la expropiación de bancos con el objetivo de apoyar a presos y sus familias con el botín. También aportó a la organización de apoyo a presos de Copel, aunque no estaba dentro.
Con 17 años en 1984 le condenan a 3 años de cárcel por uno de los atracos, precisamente el que no había cometido. “le dio mucha rabia y a partir de entonces ibas a los bancos a cara descubierta y dejando sus huellas digitales”. Los tres años se convierten en 5 años y en 1989, por un error, le sueltan y se da a la fuga”. En esos meses se dedicó a seguir atracando bancos y a atacar a proxenetas y a mafiosos del mundo de la droga. Otro de sus objetivos era liberar presos y facilitar la fuga de personas como Xosé Tarrío, aunque no lo consiguió. “En esos 4 meses se buscó la ruina, ya que ejecuta a un proxeneta y mafioso dueño de un prostíbulo. Previamente le había avisado”.
En 1990 ya le sentencian a 166 años de condena, para un código penal que impone un máximo de 30 años. “Pero lleva más de 30 años, ha estado en un régimen brutal de FIES (creado por un gobierno del PSOE), de cárcel en cárcel. Fueron 10 años brutales en las que la cárcel más terrorífica fue la de Teruel. Hasta qué punto sabían que les torturarían que los que luego serían presos, en sus casas se aplicaban eletricidad para ejercitar el cuerpo a lo que les iban a hacer una vez en las cárceles”.
Continúa Elisa con el relato de la vida carcelaria. Habla de que entonces surge la cárcel modular, desde los años 90, con el objetivo de evitar motines “consiste en evitar dejar a los presos juntos mucho tiempo, aunque no impidió que la lucha siguiera. Por ello se crean los APRE, presos en régimen especial, en donde hay un aislamiento permanente. A pesar de eso, carceleros y jueces consideran a Gabriel Pombo “jefe” de revueltas “aunque era imposible porque siempre estaba en aislamiento. Era una excusa para evitarle las redenciones ordinarias. En total estuvo 23 años en aislamiento”, explica Elisa que añade que ahora el Estado ha cambiado la estrategia y en vez de aplicar torturas “simplemente te quitan los derechos que tienes para que te portes bien”.
“Hoy, -explica Elisa-, “de los cien presos FIES de los años 90 solo siguen vivos 6. Gabriel sobrevivió a un genocidio planificado, aunque libró entre otras cosas por alejarse de la droga”. Su acercamiento al anarquismo se produce en los años 90. En 2001 entra en cárceles vascas, en donde hay una política de presos diferente. En 2003 le aplican redenciones y empiezan a darle permisos y en uno de los permisos logra fugarse. Previamente una jueza del País Vasco le había ofrecido ser educador de menores, lo que rechaza radicalmente al entender que supone servir a la institución penitenciaria “pasarse al otro bando”. Viaja a Aachen (Alemania) y escribe su libro ‘Diario e ideario de un delincuente’ en esos meses.
En Alemania es condenado a 14 años, pero lo devuelven a España, después de cumplir 8,5 años en el país germano. De su estancia en las prisiones alemanas dice Elisa que destaca Gabriel que son mucho más ‘democráticas’ en el sentido de que es un modelo carcelario en donde simplemente se aplica la ley y es todo más correcto, frente a la arbitrariedad de las cárceles españolas “y las continuas venganzas de carceleros y jueces”.
En enero de 2013 regresa a España y su grupo de apoyo y jurídico empieza a trabajar sobre la base de los pilares del derecho europeo, el principio de especialidad, que Elisa explica. Se trata de que un país de la UE solo puede devolver a un preso a otro país que lo demanda si va a cumplir la condena pendiente y no otra. Lo que le quedaba por cumplir eran 3 años y siete meses.
En mayo de 2016 se acerca la liberación de Gabriel Pombo. De Alemania llega la orden de liberarlo. Es entonces cuando el juzgado de Gerona hace una extraña refundición de condenas y la jueza Mercedes Alcázar decide que entonces le quedan por cumplir 16 años por el cálculo bruto. El abogado de Gabriel pone una demanda por prevaricación contra la jueza, que es suspendida durante 6 meses de su cargo. Gabriel sale en libertad después de 30 años.
Comienza a reorganizar su vida, se instala en una casa familiar que pretende arreglar para crear un ateneo libertario al que pondrá el nombre de Agustín Rueda, tiene una hija. Sin embargo, la tranquilidad dura poco. Un abogado alemán no había tramitado bien el principio de especialidad. Después de año y medio, Gabriel, Elisa y su hija, se van de España para evitar una nueva detención, abandonando sus planes de vida. Se trata de una “clandestinidad” relativa “con una niña pequeña no puedes hacer gran cosa. Estuvimos en Portugal, en una clandestinidad familiar, y nuestras únicas armas eran solo los pañales”, bromea Elisa. las cosas se complican y a la petición de España se suma otra de Italia y hay una orden de detención internacional. Piden la nacionalidad portuguesa (la madre de Gabriel es portuguesa) para evitar el traslado, pero no pueden evitarlo, dado que al no haber jurisprudencia en Portugal sobre el principio de especialidad “gana el país más fuerte”, explica Elisa. Paralelamente la jueza de Gerona, ya rehabilitada “prepara su venganza” y se dedica a mandar faxes a los jueces portugueses diciendo que Gabriel es peligroso, para presionar. Así, en mayo de 2020 es entregado en Badajoz, cuya cárcel tiene muy mala fama. “Fue un choque para Gabriel, además en este centro, se informó que se habían quemado casualmente los archivos en donde habría material para que las organizaciones de derechos Humanos conocieran y documentaran las torturas que se aplicaron “pero es la impunidad crónica de las cárceles españolas”, explica Elisa.
En Badajoz permanece 5 meses, en una época en que la que se crea el llamado módulo de respeto, que implica una sumisión total, “es una herramienta de control”, señala Elisa.
Por primera vez pasa a ser preso de segundo grado, aunque llega la pandemia y el régimen de visitas se suspende. Es trasladado a la cárcel de Mansilla de la Mulas, construida en 1999, “una cárcel que pretende ser más progre. Así es que está medio vacía. Gabriel se niega a entrar en el módulo de respeto y le llevan a lo que se llama un módulo de observación, en donde le dejan bastante en paz” relata.
Elisa explica también que ya hay una nueva generación de presos y presas y que la “ética” de estos ha cambiado para peor. Ya no hay luchas, ni presos organizados, ni solidaridad. El sistema ha vencido de nuevo en los años de aplicación de políticas de aislamiento..
Llegados a la actualidad Elisa di Bernardo explica la estrategia de defensa jurídica que están llevando a cabo, está basada en tres frentes. El primero, seguir trabajando el derecho de especialidad, lo que se está tramitando en el tribunal de justicia de la UE en Luxemburgo. Otro frente es la demanda de que las penas sean refundidas en base al nuevo código penal, (que reduce las máximas a 20 años). El tercer frente es que el cómputo penitenciario le reconozca todas las redenciones que le deben. Con todo ello, Gabriel Pombo debería estar ya en la calle. Sin embargo, añade Elisa, “hoy el poder judicial utiliza el tiempo a su favor para castigar. Dilata sine die los tiempos y así se evita aplicar la ley”.
“Creemos y esperamos que salga pronto, aunque aún es un misterio la sentencia del tribunal italiano, que nunca se sabe por dónde puede salir”, dice Elisa que, no obstante, entiende que “hemos ganado alguna la batalla. La Audiencia Provincial de León ha obligado a la prisión a eliminar las intervenciones en sus comunicaciones, alegando que no es un preso peligroso y que no tiene justificación y el auto ha sido muy duro contra la institución penitenciaria. Por eso también en su actual cárcel empieza a tener ahora problemas. “Otra venganza, en esta ocasión, han empezado a denegarle los permisos”, concluye Elisa.