El estado italiano, cada vez más represivo

La Cámara de Diputados aprueba el Ddl 1660, que en la práctica, instituye la Ley Marcial con penas de cárcel para cualquier disidencia o protesta

La cámara de diputados aprobó por amplísima mayoría el Ddl 1660, mediante el cual, sin demasiados eufemismos, se instituye en Italia el estado de policía. Un resumen de lo que les espera a los italianos e italianas.

-El corte de carreteras, y consecuentemente las huelgas, se convierten en delitos penales con condenas de hasta 2 años de prisión

-Las protestas en prisión y los centros de reclusión de inmigrantes pueden ser castigadas con hasta 20 años de cárcel

-Ídem para quien proteste contra las grandes obras

-También la «propaganda» de las luchas es punible con hasta 6 años, por considerársela «terrorismo de palabra»

-Prisión de hasta 7 años para quien ocupa una casa vacante o se solidariza con las ocupaciones

-Hasta 15 años por resistencia activa

-Hasta 4 años por resistencia pasiva

(un nuevo delito, rebautizado «antiGhandi»)

-Facultad de las fuerzas del orden para portar una segunda arma personal al margen de la de ordenanza y sin estar de servicio

-No se libran de prisión inmediata las mujeres embarazadas o con hijos menores de 1 año

-Dulcis in fundo, se prohíbe a los inmigrados sin permiso de estancia incluso el uso de teléfono celular, vinculando la adquisición de la SIM a la posesión del permiso.

Todo ello con el silencio cómplice de la «oposición parlamentaria», la cual, más allá de un voto contrario puramente simbólico no movió un dedo para contrarrestar realmente las nuevas leyes «fascistísimas», aún peores que el propio código Rocco.
Incluso de los aproximadamente 160 parlamentarios, ¡¡¡en el momento del voto en el Montecitorio la «oposición» tenía en el recinto sólo 91!!!

No sólo eso: antes de la votación final del Ddl, PD y 5 stelle presentaron unos órdenes del día (aceptados por el gobierno) que instaban a éste a incrementar los gastos para asumir nuevos agentes de policía y guardias penitenciarios: la enésima prueba de como, más allá de algún matiz, en sustancia están todos unidos hacia el endurecimiento de disposiciones represivas, útiles para la guerra y para la economía de guerra, ¡es decir la introducción de facto de una auténtica ley marcial!

Ahora la palabra la tiene el Senado, el cual ciertamente aprobará en breve esta innoble e infame ley.

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