Drones militares zumban entre las estrellas y las nubes. A miles de kilómetros un soldado busca objetivos a los que matar, las emociones quedan lejos de las vidas que están arrebatando. Un adormecimiento creciente ante la brutalidad presente y la propaganda del Estado que se invoca a través de nuestras pantallas. El agua y la tierra son objetos sobre los que seguir depredando. Como el pozo cavernoso de la mina de carbón, estamos siendo vaciados y ahuecados para sostener la cultura del vacío del capital. La empatía, el cuidado y el amor que mantienen unidas a nuestras comunidades están siendo atacadas por una vida individualizada bajo el capitalismo, en la que cada unx mira por sí mismx.
¿Qué ha cambiado desde el año pasado hasta el presente en que ponemos los ojos en este texto?
Ha habido un incremento de la vigilancia, endurecimiento de la represión y criminalización de las comunicaciones encriptadas, en los llamados a la guerra y el genocidio, así como ha continuado la profanación de la Tierra. El mundo observa con una mezcla de horror y apatía cómo aumenta el número de muertos en Gaza, en tanto la invasión en Ucrania alcanza su tercer año. Alrededor de 10.000 prisioneros palestinos son atados a camas, torturados y golpeados hasta la muerte, secuestrados en condiciones brutales en cárceles israelíes. En Sudán, decenas de miles de personas han muerto y millones están desplazadas, mientras se enfrentan a una hambruna extrema cuando la guerra civil alcanza su 16º mes. La resistencia militante al golpe militar en Myanmar, que en realidad tuvo éxito, está siendo transformada por los militares en una guerra civil con un número creciente de víctimas civiles a medida que las tropas del régimen recurren cada vez más a tácticas de tierra quemada.
Se espera de quienes vivimos bajo la fragilidad de la «paz» neoliberal, que adoptemos posturas políticas carentes de sentimientos humanos o acciones significativas. ¿Cómo romper este velo artificial construido para que las «zonas de guerra» parezcan un mundo lejano, cuando los cargamentos de armas y las redes de diáspora cuentan una historia diferente? ¿Cómo recuperar nuestra humanidad y nuestra capacidad de acción, comprendiendo la urgencia y dejando espacio para sentir, lamentar y actuar, codo con codo contra esta monstruosidad? ¿Y cómo mantener este tejido de resistencia que desafía los ciclos de noticias y la política de los Estados nación, reconociendo las luchas por la supervivencia y la liberación contra la colonización y la extracción de recursos en curso, que se están materializando en todo el mundo fuera de los focos de las noticias?
¿Qué hay que hacer? A vueltas con estas preguntas. La empatía y la solidaridad son la medicina más fuerte contra las realidades actuales a las que nos enfrentamos. La empatía y la solidaridad son las razones por la que estamos aquí: nuestros corazones abrazan estas palabras. Elegimos compartir el peso del dolor y dar pasos hacia la acción en este tejido de resistencia que se ha ido tejiendo a través del tiempo en esta tierra. ¿No es acaso nuestro anhelo por las fuerzas del cuidado, la creación y la destrucción lo que nos reúne en torno a nuestras hogueras? ¿No es porque deseamos comprender y saludar el dolor de los demás y buscar la liberación de la opresión por lo que mostramos solidaridad con nuestrxs compañerxs que soportan la dura carga de la represión?
Hay demasiadas atrocidades, demasiados espíritus hermosos arrebatados de este mundo para llorarlos a todxs. Entre el derramamiento de sangre viven los espíritus de quienes eligen resistir contra este orden hegemónico, contra las ruedas de molino del genocidio y el colonialismo. Hay quienes, a lo largo del giro de esta tierra, eligen no ignorar las fuerzas que depredan la vida libre. Muchos han elegido saludar a estas fuerzas con los puños cerrados y una sonrisa de mejilla a mejilla. Estoy seguro de que tú también compartes esto, tal vez sin sonreír, pero estamos aquí de nuevo. Con el tiempo, con fuerza y paciencia profundizaremos nuestras constelaciones, nos fortaleceremos y tejeremos nuevas redes, junto a los ciclos de la tierra cambiamos, crecemos y aprendemos.
Con fuerza hacemos este llamamiento a la acción para una semana de solidaridad con los presxs anarquistas. Que nuestras palabras no mueran en nuestras bocas, sino que nuestras ideas y acciones se hagan realidad.
Organiza actos de solidaridad, proyecciones de películas, entrega de pancartas, rondas de debate, acciones directas, programas de radio, envío de cartas… ¡sé creativx!
Recordemos a quienes lucharon contra esta injusticia y pagaron con su vida.
No olvidemos a nuestrxs compañerxs encarcelados y mostremos el calor de la solidaridad.
¡Nadie será libre hasta que todos lo seamos!
Envíanos tus actos y acciones a tillallarefree@riseup.net