Estallido de revueltas en diversos puntos de la península ibérica contra el poder judicial y la violencia estatal ejercida por la policía
CNA/Asturies
El rapero Pablo Hasel no nos merece ningún respeto. Estalinista declarado, misógino empedernido y machista, defiende valores que están en las antípodas del anarquismo. Algunas de sus letras y comentarios expresan también que el rechazo es recíproco. Es conocida su repulsa hacia el anarquismo y el movimiento okupa, mientras ensalza el capitalismo de Estado y el comunismo autoritario.
Sin embargo, su detención e ingreso en prisión por acumular una serie de denuncias por sus letras contra la monarquía el mismo día que la ex presidenta de la comunidad Cristina Cifuentes salía de rositas después del juicio por falsificar títulos de la Universidad, dejaba muy a las claras de que pie cojea el poder judicial en España, siempre sumiso con los poderosos y soberbio e implacable con los de abajo.
Estamos seguros de que si triunfara la opción política que defiende Hasel, los anarquistas y todos los que no piensan como él estaríamos en Siberia o en las prisiones, si no desaparecidos, tal como le pasó en su día al compañero Camilo Berneri. Pero a pesar de ello, el encarcelamiento del rapero estalinista ha servido para que surgieran algunos conatos de revuelta en numerosos puntos de la península que debemos, sin dudarlo, apoyar. Porque la lucha no es a favor del rapero, sino en contra del Estado y las fuerzas represivas que impide una sociedad armónica y que favorecen los intereses de una minoría.
Para echar más aceite sobre el fuego, un inspector de policía y un agente apalearon por chulería en Linares (Jaén) a un padre y a su hija, lo que suscitó a continuación movilizaciones espontáneas y populares contra la represión y la arbitrariedad de las fuerzas violentas del estado. A ello hay que añadir la ira que causaron nuevas cargas policiales en este pueblo y la utilización de armas reales para dispersar a los manifestantes. También en Barcelona, durante disturbios recientes, una joven perdió un ojo por las pelotas de goma de otro cuerpo policial represivo, en este caso al servicio del estado catalán: los mossos de escuadra, que arrastran un currículo sangriento en materia de represión que nada tiene que envidiar a sus colegas «nacionales» y que demuestran que sea español o catalán, el estado siempre es de naturaleza represiva contra el pueblo.
Por eso, aunque las revueltas estallan a raíz del hecho concreto de la detención de Hasel, los anarquistas creemos que es un momento apropiado para salir a la calle y apoyar los disturbios, por un lado, en contra del terrorismo que el estado ejerce desde su monopolio de la violencia y por otro, a favor de la libertad tanto del rapero, como de todxs lxs presos, entre ellos nuestro compañero Gabriel Pombo da Silva, los jóvenes vascos de Alsasu, condenados cruelmente y sin piedad y acusados de terrorismo por una disputa de bar, a Amadeu Casellas, a José Angel Martins a Lisa Dorfer y a tantxs secuestradxs en las prisiones de todo el estado. Por todxs ellxs estaremos en la calle.
Como decía Malatesta «la base fundamental del método anarquista es la libertad, y por lo tanto, luchamos y lucharemos contra todo lo que viole la libertad (libertad igual para todos), cualquiera sea el régimen dominante: monarquía, república u otros.»
Por ello creemos que sí es momento de luchar y alentar la revuelta social. Ya lo hicimos cuando estalló en Cataluña, y lo haremos ahora. Ni entonces defendimos al nacionalismo estatista catalanista, ni ahora al estalinismo y el machirulismo que representa Hasel. Pero estaremos en todas las insurrecciones, grandes y pequeñas, que contribuyan a crear un medio favorable a la revolución social, la justicia y la igualdad.
¡Guerra a las instituciones! ¡Abajo los muros de las prisiones!